jueves, 4 de abril de 2013

Honesta+mente

El mundo entero se sume en una fuerza centrípeta o centrífuga dependiendo de lo que nuestra mente decida hacer. Se expande, se encoje y hasta quiere desaparecer por el miedo, pero cuando crece se conecta a una espiral infinita de posibilidades que desplaza el miedo por amor, por puro amor a la vida diversa, interesante, libre, nueva, heterogénea y sorprendente que queda por experimentar, por conocer, por saborear.

Y es que cuando ella, la mente, tiene las paredes pegadas a la piel decide que todo es difícil y que el mundo se reduce a la visión de la lluvia en el cristal, como si fuera el único paisaje posible que merecemos ver.  El mayor acto de coherencia y agradecimiento posible consiste en entender la magnitud de lo que sucede simultaneamente mientras la lluvia hace de amplificador y también cae en una selva, en un bosque, sobre el mar, sobre Madrid, Málaga, La Habana, San Rafael, Granada, Dublín, París, Berlín, Porcuna, Badajoz, Murcia, Barcelona, Pamplona, Santiago, Buenos Aires o Nueva York...miradas paralelas más allá del espacio-tiempo que miran agua caer, amenazando con ello a la autoridad limitadora con enfermar de fusión con la vida, de ampliar el mundo entero en la necesidad de mojarse y remojarse en ella, en la lluvia digo.

Grande el mundo cuando nos agrandamos por dentro, limites y kilómetros diluidos, y de repente 11.000 kilómetros o 300 o 1, tienen el mismo peso en el cuentakilómetros de la confianza en la vida, o sea: ninguno.

Para comenzar a recorrer ese camino ilimitado hay que apoyarse en un bastón curioso: la honestidad. Y no, no pretendo sentar cátedra...sino sentarme a reflexionar a través de esta ventana, porque una mañana cualquiera, al mirar la vida pasar, una toca fondo y se le hartan las ganas de todo, pero  hay un vuelo irrefrenable que espera nuestra llegada en cualquier lugar del mundo. No del pueblo, no del país...no, no, del mundo entero regalándose en la honestidad de reconocernos humanos, limitados, frágiles, vulnerables, abrazables, amables...como cualquier ser humano. Y al salir de la mente, se sale del sufrimiento, y aparece la acción de ser, estar, arriesgar, ganar, perder...y ¡anda y que le den a la maquinaria autoreflexiva para evitar el error! Porque sin error no hay acierto, y sin ellos no hay vida, no hay nada, bueno sí una cómoda y cansina rutina que lo ahoga todo...¡escalofríos me dan!
Y ese día que llueve dentro, fuera, en el mundo, y en el que los charcos no dan miedo alguno, ése  día crece una flor en algún sitio, nace una criatura, se amartelan los amantes, se ríen los mayores o se pone el sol en las antípodas mientras aquí amanece...sin excusas. Y la mecánica del corazón se engrasa y vuelve a funcionar y con ella salvamos al mundo que nos ha tocado salvar: el nuestro.

Los limites ya no son los limites y se transforman en oportunidad, y aprobamos la asignatura más atascada... se acaba el sufrimiento. Y lo que más limitaba, los adentros y los afueras, va la vida y con  voz suave te lo perdona:"No, no sólo no importa, es más: te agradezco la honestidad y quiero conocerte" y el mundo crece a medida que crece la sonrisa ilusionada de haber recibido la lección oportuna, necesaria y hasta liberadora...

Queda mucho por hacer, tanto por vivir ... tanto, que me emociona estar escribiendo esto después de los años vividos atascada en no verme. Eso y que, honestamente, he sacado fuera todo lo que dolía, anhelaba o me ataba a creencias ajenas y formas de vida que no eran mías. Me he expuesto, con el bote de alcohol de 97º en la mano, a cicatrizar por la vía rápida, mejor el dolor que el sufrimiento ¡donde va a parar! del dolor nace la vida, la renovación, al fin y al cabo se pasa, del sufrimiento no nace nada, nada de nada...

Así que mejor lo dejó aquí, con un claro mensaje: estoy facilona (y se lo digo a la vida) así que me dejo provocar, porque el mundo es tan tan grande...




2 comentarios:

  1. A 11 mil kilómetros.. en San Rafael, lo sentí mío mientras leía...viendo la lluvia caer....

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estés donde estés la lluvia y el sol los compartiremos. Un abrazo

      Eliminar