jueves, 9 de diciembre de 2010

All that jazz

    Hace menos de un año que mi vida se puso más cuesta arriba que nunca.    
    Luego la montaña rusa bajó, volvió a subir, frenó en verano y me dio una tregua, para ahora volver a ponerse en marcha con la revisión que me tiene frita y en ascuas casi literalmente, porque cada paso que doy está medido y sentido por amor a este detalle -que me encanta- de tener dos piernas.
Vorágine absoluta, así denominaré en mi calendario interno este año que parecen haber sido diez por la intensidad de sus exabruptos y la cordialidad de sus regalos. No con ello digo que si volviera a comenzarlo quitara ni un solo segundo de él, no, no, no...eso sería desaprender demasiado, y cada experiencia vivida suma (algunas me suman canas, la verdad, per no me quedan mal, la madurez me da caché dicen por ahí).

    Este escueto resumen no es un balance (ya he hecho tantos que me aburren) sino un autorefuerzo necesario para afrontar que de nuevo tengo que pasar por las resonancias, por la espera, por el sobre, por la llamada a Sevilla, por la taquicardia y finalmente por la evidencia de que debo seguir tomando decisiones, porque eso es vivir: tomar decisiones. Desde la mañana a la noche, de lunes a domingo, de enero a diciembre la vida es una continua toma de decisiones que se enlazan unas con otras, que crean cadenas humanas de repercusiones, que generan decepciones o ilusiones y cuyo cuestionamiento (interno o externo) puede constituir una debacle de los razonamientos más esperanzados. Desde luego hay que estar borracha para elegir ser libra antes de venir a este mundo de decisiones continuas.
     Ante tanta responsabilidad caben dos opciones: tratar de no defraudar y esmerarse en el encaje de bolillos a veinte manos para que todo parezca sobre ruedas, o tratar de contentar a la niña interior que une la conciencia de cada cual con la más elevada de sus versiones. Claro que eso es tan "extremadamente fácil" (nótese la ironía) que no forma parte de la educación (mire usted por donde).
     Volviendo al principio cuando hace un año me miró cara a cara el miedo a perderlo todo, adopté (entre mil medidas más) un videoclip como tabla de naufrago para los momentos de bajón, debí verlo mil veces. En el comienzo del musical "Chicago" la protagonista (tras asesinar a su hermana y a su amante) comienza como cada noche la actuación en su club de jazz,  en un alarde de que nada le puede quitar el placer de subirse al escenario y hacer lo que mejor sabe hacer. Está tan espectacular (Catherine Zeta Jones casi se sale de la pantalla) que a medida que avanza su interpretación, va creciéndose en el escenario hasta que un éxtasis de música y sensualidad lo embriaga todo. Tanto es así que cuando llega la policia a detenerla, ella les dirije una mirada (un segundo dura o menos) que los reta a detenerla porque pase lo que pase nada, nada en este mundo le podrá robar la pasión.
Esa fue mi apuesta insconciente para este año y la mantengo: me reivindico en la pasión para reconocerme, all that jazz...

7 comentarios:

  1. No me canso de leeerte, es más busco entre las novedades con avidez casi cada día esa ración de alegria de vivir de "vitalismo extremo" que nos ofreces con cada nueva entrada.
    Gracias, no cambies nunca
    PD: es increible pero se te aprecia bastante, cuidate mucho y ya sabes tres besos y tú los repartes
    salu2

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  2. Jo Leamsi, que me ruborizas! Muchas gracias por tu leal presencia constante que en algunas ocasiones incluso me inspira. A mi me pasa igual contigo, un día de estos tendremos que brindar...

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  3. La manera en la que has escrito este post me ha dejado boquiabierta.. no paras de asombrarme tanto como escritora y como persona.. creo que ya sabes de sobra que tienes a mucha gente acompañándote en tus subidas y bajadas así que brindemos por all that jazz..

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  4. Gracias Marian, tengo muchas ganas de verte! Ojalá estés bien. Un abrazo

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  5. ¡Como te creces guapa! Tendrías que poder verte desde fuera para poder disfrutar un poco de tu presencia. Emanas, irradias,....Eres un resorte, positivo y contundente, para muchos de los que te seguimos. Te pienso limpia y segura, amiga, y te acompaño en tu firme caminar.

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  6. También es de mis escenas preferidas de esa película. Hay otra en la que Richard Gere "taconea" casi literalmente sobre fiscal, juez y jurado, consigue darle la vuelta a una tortilla que ya estaba quemada por ambos lados y darle una apariencia realmente jugosa. Lo hace con firmeza, con decisión, seguro, convencido de que saldrá trinfador.
    Es ésta http://www.youtube.com/watch?v=i8gFslb4wW0&feature=related (no la he encontrado en español o subtitulada, pero confío en que la recuerdas)
    La contrapartida de este derroche de energía y autoconfianza, es el número de "Mr Cellophan", ese personaje que no manda ni siquiera en su vida, transparente, achicado por los golpes que le propinan los luchadores que sólo ven en él a un lastre.
    Efectivamente la vida es elegir y tú eres la directora de reparto de tu película, tú decides cómo afrontar lo que venga, lo bueno y lo malo, sólo tú puedes darle la vuelta a la tortilla.
    Un beso enorme

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