jueves, 22 de enero de 2015

El café del desayuno

No, no es fácil.

Cada mañana al despertar el sueño me ha jugado la mala pasada de invitarme a recordar que tuve dos piernas, o que me cubren unos cálidos brazos que, de momento, pasean desnudos al sol de lares más templados.

Cada mañana al abrir los ojos todo el esfuerzo realizado durante años para poner a raya los miedos, parece no haber servido porque se me desatan los temores, las luces de quirófano, los crueles abandonos, la soledad de mirar las muletas y saberlas mis compañeras para siempre. Pasa un rato antes de recordar que cada día pasa lo mismo pero que luego cambia. Así que me levanto con una tristeza inconmensurable hasta que me hago el mismo tonto chiste de todos los días "al menos me levanto siempre con el pie derecho". 

Es entonces cuando voy a la cocina, pongo la radio y preparó el café. Ese café tiene efectos realmente terapeúticos, sanadores, mágicos...porque bastan sólo unos minutos para que empiece a despertar el lado amable de mi cerebro, para que me empiece a sugerir qué hacer durante la jornada y tratar de llenarla de la vida que me toca ese día y que de verdad me apetezca, sobretodo porque a estas alturas cada vez hago menos cosas que no salgan de lo más profundo de mis ganas. 

Ese café me recuerda que tengo llamadas, mensajes o guiños pendientes a gentes que me aman de verdad, que están atentas a la vida y que son capaces de reírse para ahuyentar los malos presagios. Gentes de cualquier lugar, y de aquí, gentes que un día se cruzaron y se quedaron en mi vida. Compañeros de viaje o de tramo, pero descubrimientos de esta existencia impredecible, en la que cada cual encaja en el puzzle para mostrar una parte importante del paisaje vital.

Ese café me reconcilia con las muletas, me calienta por dentro mientras me abre las ventanas para que observe el camino recorrido y, en un breve giro de la mirada, el horizonte se vuelva bello, poblado y amable. Y es justo entonces cuando me grito ¡basta ya! y me envuelve un entusiasmo renovado al recordar que solo depende de mí el enfoque y que elijo ese momento, no otro, porque sólo tengo ese en mis manos, ese que me permite creer en el pálpito de vida que me asombra cuando dejo de ponerme retos para permitirme apasionarme  por el instante presente. 

Es ese proceso, en sí mismo, el que hace posible la reconstrucción, no lo que pase después, ni fuera, sino lo que pasa cuando descubro una canción, una voz, una luz, un paso nuevo, un café humeante con el que vencer las sombras que están al acecho.

...Y empiezo el día...no sé si seré adicta al café (ni me importa), pero sé que la vida -y yo- somos más amables después de ese momento de reconciliación, cada cual tiene sus estrategias de supervivencia...




1 comentario:

  1. Me alegro de que te funcione tu estrategia.
    El diseño de una estrategia empieza cuando te das cuenta de que la carga duele, duele en el presente, pero la carga viene del pasado. Entonces buscas diseñar esa estrategia, y tras mucho buscar, a base de prueba y error la vas moldeando. Llegas a conclusiones, sabes lo que paraliza, los errores que te parecen inevitables (que cometes una y otra vez), entrenas el cuerpo y la mente, piensas y sientes, aprendes que la realidad no se puede cambiar y has de convivir con ella, que es tu percepción y la dirección de tus esfuerzos y atenciones lo que sí puedes cambiar, que aceptar es una liberación (o debería serlo), que aceptar depende de una buena estrategia, que avanzar depende de una buena estrategia, que sentir depende de la estrategia ………… y pruebas, y te equivocas, y crees que aciertas, y te vuelves a equivocar …….. vas diseñando la estrategia.
    A veces una estrategia funciona durante un tiempo, y de repente ocurre algo que hace que haya que cambiarla. La estrategia debe estar en continua actualización, como el Windows 7.
    A veces pasa también que te quedas sin estrategia porque no la diseñaste con honestidad, obviaste detalles que creías que te harían daño. Y de nuevo, cuando decides tener en cuenta esos detalles, te ves sin estrategia, y la rediseñas tras un periodo de vacío y angustia.
    A veces también pasa que tras un tiempo usando tu estrategia con éxito te relajas, piensas que puedes ser autónomo y liberarte un poco de las estrictas reglas que interiorizaste y ya casi cumplías al 100% sin mucho esfuerzo, reglas que te sanaron muchas heridas………….. y dejas de ser estricto con tu estrategia, y vuelve a pesar la carga. Otra vez a actualizar.
    Bueno, esta es mi experiencia con las estrategias. Saludos
    Un estratega

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