jueves, 27 de noviembre de 2014

En este momentisimo

Cuando hace unos años empecé a escribir en este blog buscaba reivindicar mi nuevo nombre ante el mundo, fue la fórmula que se me ocurrió para hacer extensible una breve explicación sobre dicho cambio y, de esa manera, no tener que ir dando argumentos a diestro y siniestro sobre mi decisión (claro está, si me hubiese sucedido ahora me temo que las argumentaciones habrían sido considerablemente más breves: tengo derecho a llamarme como quiera...y poco más). Pero el caso es que entonces tuve esa necesidad, que ahora agradezco, porque de no haber sido así no habría volcado en este espacio tantas palabras, que me han ayudado a re-crear quien soy y sobretodo a empezar a creerme que tengo derecho a elegir quien quiero ser cada día.

Y es que este blog me sirve de repaso cuando se me olvidan ciertas opciones, ciertos momentos de claridad que a lo largo de estos años han sido pasos en la dirección que me ha traído hasta hoy. Y es que no se trataba tanto de explicar, como de explicarme.

Gracias a este blog tuve la oportunidad de argumentar para qué sirve la terapia narrativa cuando me senté a escribir "En busca de la sirenidad",  me dio la posibilidad de autonarrarme porque ya lo había hecho y aun lo sigue haciendo. Estos días en los que ando removida (mire usted que raro) lo he abierto para escribir y sólo me ha bastado leer su nombre "en este momento" para darme cuenta de que en el fondo es un alegato (no sé si consciente o inconsciente) de mi modus vivendi desde hace veintitantos años.

No, yo no he llegado a este amor al presente gracias a la meditación, ni al profundo análisis, ni tras la lectura de "El poder del ahora", no. Yo llegué aquí tras diagnósticos brutales, revisiones trimestrales y sustos varios. De modo que cuando, a lo largo de estos años, se me ha incitado a planificar en futuro me ha embargado una extraña sensación desnaturalizada que acababa por hacerme cometer torpezas de dimensiones épicas, porque lo natural en mí es estar en presente (y por si acaso se me olvida: ahora tengo que estar pendiente de cada paso que doy para no caerme).

Estos días me han ayudado a personarme como causa particular en mi propio autojuicio y defenderme de las necesidades de planificación exógenas, es decir que me he plantado de nuevo en mitad de la vida para decirme: jamía tú no tienes necesidad de planificar, ni de controlar lo que va a suceder, tú quédate donde más fácil es vivir que es aquí y ahora, que tu máster vital para aprender eso no ha sido barato.

Entre eso y decirle a la mente de vez en cuando (cada vez que empieza con los interrogatorios para hacerse la importante) "no lo sé" me estoy creando unos momentos de paz de lo más apetecibles y gustosos.

 Total si la confianza en la vida es saber que en "caliente" siempre sabemos resolver, mientras que en "frío" nos acaban comiendo las ansiedades, así que me quedo con la templanza cálida de permitir al presente que cree lo que tenga que ser, mucho mejor ¡donde va a parar!


5 comentarios:

  1. Planificar el futuro y rumiar el pasado .................... ¿cómo dejar de hacer eso? ¿cómo interiorizarlo?. Yo llevo años intentándolo, y cuanto más consciente soy de estar intentándolo menos lo consigo. No logro interiorizarlo, y si estoy escribiendo ahora mismo sobre esto es precisamente porque mi mente no está entrenada para observar los recuerdos como un espectador que sabe que la película va a terminar. Yo también he pasado por un hecho que me ha cambiado la vida, y la sanación es un proceso que no sé ni cómo ni cuándo llegará.
    ¿el presente?, sí, aquí está, pero pensar conscientemente en él es planificar y rumiar. Interiorizarlo y meterlo en tus entrañas ............ eso ya es otra historia.

    Saludos

    ResponderEliminar
  2. Pues va a ser que no es que sea fácil, otra cosa es que le demos tanta cobertura al pensar y sentir que se nos olvide hacer. No, no digo que la sanación sea algo que venga de fuera, de fuera pueden llegarnos pistas de como hacerlo, pero es una responsabilidad personal y para ello quizá hay que decirle a la mente y sus continuos cuestionamientos "mira, no lo sé". Ese es el proceso que cada cual emprende, a todos nos cuesta pero partir de que es "imposible" si que nos lleva a hacerlo imposible. Un saludo (London)
    Norah

    ResponderEliminar
  3. Hacer, hacer, hacer ..................... el proceso es único para cada persona, todos somos diferentes y a la vez tenemos cosas comunes. Hacer, eso hago, hacer, pero si por mucho que hagas no logras convivir en paz con la carga no te queda otra que seguir haciendo, ¿hasta cuándo?, mejor no pensarlo, eso es planificar, ¿hacer conscientemente? ¿hacer por impulsos? ¿hacer por inercia? ¿cómo hacer? ¿qué hacer? ............ hacer, no pensar y sólo sentir.
    Pasado, presente y futuro. Hacemos en el presente, recordamos el pasado, sentimos el presente, sólo sentimos el presente. Observar los recuerdos y sentirlos en el presente sin dejar de hacer. Hacer.
    Buf!!!

    Saludos

    ResponderEliminar
  4. Quizá cambiar el punto de atención, hacer con intención de crear y recrear lo más bello que se pueda cada momento, creatividad aplicada a la vida...hasta que un día las cicatrices duelan menos y la mirada esté puesta en el paso presente y a lo sumo el siguiente. Pero sí, el proceso siempre es distinto, soltar el rol de "no puedo"...ayuda una barbaridad. Un beso

    ResponderEliminar
  5. Si. Es así, pero la práctica es complicada según para qué casos. Hay técnicas, sí, y todas consisten en respirar, sentir y hacer. Complicado para el que lleva una pesada carga. Seguiremos haciendo.
    Feliz año

    ResponderEliminar