martes, 20 de septiembre de 2011

Dos opciones y un perdón


 La culpa es una aberración seudoreligiosa que obstaculiza la propia vida.
Sentir culpa es algo que, erroneamente, aprendemos desde la infancia, no se nos pregunta "cómo se ha roto el jarrón", sino "quién ha sido", así que para salvarnos de la reprimenda "culpamos a otro", algo que al fin y al cabo no hace más que engrosar nuestro interno listado de malestares porque, además, hay alguien recibiendo un castigo que hemos esquivado a sabiendas de que era injusto. Eso no pasaría si la palabra "responsabilidad" ocupara en nuestro vocabulario emocional el lugar, absurdamente privilegiado, que se otorga a la culpabilidad.
Lo peor de la culpa es que crea resentimiento, rencor y necesidad de venganza, y eso sí que es difícil de digerir. Al contrario de lo que se supone, no amilana al supuesto culpable (que no tiene porqué ser confeso, pero que en el fondo de su ser no puede evitar tan lúgubre emoción) más bien al contrario: vomita sobre otros las razones de su malestar, hasta lograr sacar lo peor del mundo, de la vida.
Sólo hay una solución para digerir la culpa: la capacidad autocrítica, que no es más que entender que no somos perfectos, que cometemos errores y que en ellos está implicita una importante lección que nos ayudará en el futuro a evitar, en cualquier ámbito de nuestras vidas, repetir los patrones de conducta que han desencadenado la hecatombe momentánea de nuestros proyectos vitales.
No siempre es fácil desarrollar la capacidad autocrítica, es más fácil tirar balones fuera y culpar a nuestros educadores, a nuestro entorno o a quién no es capaz de defenderse (porque sí asume la autocrítica y no ve la vida como una continua competición, sino como una escuela).
La autocrítica, el autoanálisis, la capacidad de superación como personas es un don que se desarrolla cuando nos damos la oportunidad de madurar, por tanto es un bien accesible a cualquiera. La culpa nos anquilosa, nos deja estáticos, anclados y resentidos porque niega la capacidad humana de crecer, y más cuando somos incapaces de sacarla fuera y permitir que se vaya con un ejercicio tan sencillo como pedir perdón.
Es un coñazo (con perdón) tener que andar justificando todo el tiempo lo que hemos hecho, un aburrimiento vital, cuando lo más sano es dejarla ir de la mano del aprendizaje de los errores y con una sonrisa de alivio al sabernos libres de esa carga innecesaria para nuestro bagaje personal.
Nadie es perfecto, la vida nos va poniendo situaciones difíciles para que crezcamos como personas y negarnos a verlo así (tirar balones fuera) no nos hace inocentes, sino seres cargados de ira incapaces de entender nada por miedo a que el ego se quede al descubierto.
Yo tampoco soy perfecta, pero intento aprender, lo intento con enfásis y disciplina, nada de lo que ocurre es arbitrario y cuando veo claro que me equivoco pido perdón, así que mil perdones a quien haya dañado, no era mi intención es que estoy a mitad de curso y me faltan muchas lecciones aun.

12 comentarios:

  1. cuando yo me siento culpable de algo que he dicho,echo y soy consciente de ello yo hasta que no pido perdon o algo ,digo para que la otra parte se enteere no me si nto bien . pero sino soy consciente de dicha culpa me pongo peor pero siempre hay un perdon.gracias

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  2. ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ tomaaaaaaaaaaaaaaaa¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡marilo

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  3. Siempre estamos aprendiendo y hay lecciones bastante duras,pero lo principal es aprender de las equivocaciones porque de los aciertos no se aprende."Andando y aprendiendo" pero siendo honesto....
    Besos

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  4. Esta madrugada, a través de tu entrada, hemos conversado sobre lo que hoy me importa. Esta madrugada necesitaba estas palabras, a modo de aliento. ¿No es mágico?
    ¡Brindo por el desalojo de las culpas de nuestra vida!
    mmmmmmmuak

    isamar

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  5. Me parece genial!
    Peluqui

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  6. como me gusta que escribas!


    eme

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  7. Me encanta lo que piensas y cómo lo piensas, si tú estás a mitad de curso algunas estamos aún solicitando la matrícula. Un beso

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  8. ¿Y sabes qué es lo mejor de pedir perdo?, darle a la persona ofendida, agraviada, molesta... (¿qué de términos para expresar la pena verdad?) ...darle la oportunidad de perdonarte, que posibilitar que alguien no guarde rencor es un regalo muy bonito.

    Te quiero má que al principio, pero menos que al final.

    Besos Uge.

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  9. Pues si no cabiamos jajaja ?QUIEN A ROTO EL JARRON? Siempre como podemos echar leña al fuego.Un saludo.

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  10. Queridos anónimos y queridos identificados, gracias por vuestras palabras.

    (Me encantaría descifrar lo que dice el último anónimo, pero me es imposible aplicar lo que dice a lo que yo digo)

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  11. Hola preciosa,necesitaba leer estas palabras, no sabes cuanto me ayudan.
    Un abracico chillao

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