miércoles, 14 de septiembre de 2011

De emociones y piel

 Una no es de piedra, ni de hierro, ni de oro, ni de cristal es de carne, hueso y sangre...por tanto de emociones.
No siempre se es capaz de sentirlas en estado puro y detectar su significado. Lo cierto es que aunque la vida pone muros, trampas y barreras, también de la mano de sus retos trae una pureza de emociones que nos hace humanos, pero humanos, humanos de deslumbrarnos de humanidad.
Luces y sombras en el camino y cuanto más grande se hace lo oscuro... más brilla la luz que lo culmina, si se quiere ver: está, sólo hay que mirar y aguardar para que llegue.
Después de la anterior entrada me quedan pocas palabras, agradecer es de biennacidos y es lo justo cuando te llevan de la mano a ver donde está el interruptor de los sotános más lúgubres.
  A eso hay que sumar que el detectarnos diluídos en la grandeza de los humanos que nos rodean, nos despierta a una mañana clara que puede empezar en cualquier momento, por ejemplo a mí esta noche además me ha hecho reparar (que gran verbo ese) en lo mucho que la piel dice y lo poco que la escuchamos. Hacía mucho tiempo que no iba a una actuación de flamenco y hoy hemos asistido a la  de una amiga bailaora, las letras del flamenco no son precisamente para saltar de alegría, pero en la piel la conjunción de ritmos, voces y colores me han provocado un auténtico río encrespedo que me ha durado una hora. La razón no es otra que la nueva mirada hacia la belleza, sin análisis, ni racionales e intelectuales deducciones, sólo eso mirada y piel, calle, noche, amigos, paseo y paz para afrontar lo que viene con una capacidad renovada de distinguir lo que es un batiburrillo de apariencias y juegos sociales de lo que de verdad eriza las prolongaciones del alma en forma de capilares.
Me ha pasado con los últimos libros, con algunos descubrimientos musicales, con algunas películas, con los colores del atardecer desde la ventana del estudio, con la risa de los demás, con las palabras "washapeadas" a deshoras, hasta con el olor de los jazmines valientes de mi balcón en su afán superviviente a este raro verano.
Nueva mirada, sin retoques, ni demasiada exigencia...sólo con la piel en su estado más genuino.
Casi es otoño...no hay mejor momento para dejarla expresarse.

Una de las canciones que me han sobresaltado en estos días estaba camuflada en mi ordenador hace meses y la peli de Almodóvar me la recordó...os la dejo...a mi me encanta

4 comentarios:

  1. Nena, que publicas y no dices na...
    Todo llega...

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  2. TE LEO BIEN, ESO ES QUE ESTÁS BIEN? LA PROFESIÓN SE LLEVA POR DENTRO, PERO LA LABOR HAY QUE HACERLA POR FUERA...MUCHAS ROCAS!!

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  3. Anónimo 1: lo digo tó en el post! ¿quien serás? Ahhh
    Anónimo 2: la procesión ha estado pasando todo el verano, ha tenido via crucis, saetas y hasta algunos tambores en redoble, pero pasó...paso página y me reescribo por dentro y por fuera, toqué fondo y ahora remonto cada día con un reto nuevo que casi siempre supero. Rocas, muuuuchas rocas. Muak

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  4. Dijo Buda "uno es lo que cree que es" y tú eres esa mujer fuerte y llena de energía que no deja de reinventarse guiándonos en el camino.
    Gracias preciosa, besos y un abrazico chillao.
    nos vemos pronto

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