martes, 26 de julio de 2011
Aguardar
A veces es mejor no decir nada y esperar.
Esas veces pueden parecer un callejón sin salida, pero siempre la hay...aunque a priori no nos guste. Suele coincidir justamente con lo que tiene que ser, en alemán se dice "es muss ein", y lo digo porque eso trata de repetir la famosa quinta sinfonía de Beethoven, ese golpe de voz de un acreedor inspiró al genio para su creación. Él nunca pudo imaginar la repercusión que tuvo su miedo trasladado a partitura. Nunca sabemos que trae de la mano lo que tiene que ser, por duro que al principio nos parezca.
Las esperas pueden tomarse con un simbolo de paréntesis abierto o como un aprendizaje, o quizá como un tiempo de balance, o usando toda la positividad posible: una oportunidad para llenar el tiempo con algo que no habíamos hecho nunca, desde jugar a las cartas en una estación, a ver peliculas antiguas o simplemente mirar como los pájaros se posan en los cables de la luz cuando el calor aprieta. Esperar no es un vacío, es vaciarse para llenarse de nuevo viajando en un tren que, tarde o temprano, llegará.
Quizá no es correcto hablar de espera, para no generar expectativas, sino de aguardar. En esa palabra se encierra una observación consciente del presente...el futuro no se crea de la nada, se crea del ahora hecho con mimo, con amor, con capacidad de levantarse, de construir...y sin esa intención no hay nada, nada que esté en las manos.
Yo lo intento cada día, intento reconstruirme, aprender una destreza nueva con las muletas y con las palabras para no herir...aunque no siempre es fácil cuando los vientos no son favorables. Las muletas me han enseñado que ante un obstáculo, o una pérdida de equilibrio, hay que aguardar para observar la mejor forma de no caer al suelo. Un gran ejercicio de paciencia aplicable a todo.
No siempre hay que hacer algo, aunque vivamos en un mundo en el que el tiempo es un objeto de consumo que ni tan siquiera nos aporta satisfacción: hacer, hacer, hacer...¿y cuando no se puede, no se sabe, o no se ve claro? Mejor no hacer nada. Mejor aprender a callar. Mejor aguardar momentos más amables. Mejor mirar sin rencor y aguardar a que los cambios que traerá el futuro tengan el mismo amor que la construcción minuciosa que se tiene entre manos para evitar la caída.
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Menuda lección pequeña.
ResponderEliminarSiempre aguardo el día que el facebook me avisa de que has publicado algo, para sentarme, deglutirlo, integrarlo y aprender de ti. Los pájaros posados en los cables de la luz se convierten en musas o quizás, en la materialización del positivismo más real, con su calma y su carga de autocontrol.
Aguarda cariño, pero con la seguridad de saber que tu eres la dueña de este tiempo presente.
Linda...
Tu flower power.
Gracias mi querida flower-power, tú si que eres linda.
ResponderEliminarMuuuuuuuuuuak
Gracias, socia, por la entrada y por todo el día de hoy. GRACIAS.
ResponderEliminarTe quiero
Mazes
De lo mejor que te he leído Maestra. Aplauso y abrazo largos :-) Tom
ResponderEliminarTom, ¿me puedo unir a ese abrazo? seguro que es de esos mágicos que tú das...
ResponderEliminarMazes
Animo ymuy buena entrada
ResponderEliminarBesos
Mazes,¡ abrazo a tres bandas a la de tres!
ResponderEliminarTom
Ay que gustico de abrazos, ea a repartir muchos y a tutiplén.
ResponderEliminarMuuuuuak
Yo también me uno a esos abrazos que dan tanto gustico.
ResponderEliminarUna gran lección.
Mucho ánimo para seguir construyendo con mimo ese futuro que ya viene.
Un besazo, guapa
Siempre, siempre, siempre es positivo. Lo que deba ser, será.
ResponderEliminarMuchos besos y abrazos bonita.
Isamar