Guiña un ojo la primavera
derritiendo el termómetro.
derritiendo el termómetro.
Ella es libre y sabia:
ha aprendido a pasarse el calendario,
los límites y los miedos
por el arco triunfal de la experiencia.
No es inercia hormonal,
es renovación de las ganas,
chequeo del dni interior
de caducidad versátil.
Planta la intención una mirada de
soslayo al filo de una copa,
el terreno se abona con juego,
¡espera! un momento,
¡ya está!
¡espera! un momento,
¡ya está!
ha nacido un escalofrío en la espalda.
Accionado queda el interruptor
de una sonrisa sostenida,
tempo intermezzo,
de una sonrisa sostenida,
tempo intermezzo,
el día que se vuelva melodía en mi móvil,
se hará público
y al aire libre
un concierto de latidos.
El telón se rasgará por
un terremoto indiscreto y delator,
su onda expansiva
alcanzará los cien kilometros...quizá más.
y al aire libre
un concierto de latidos.
El telón se rasgará por
un terremoto indiscreto y delator,
su onda expansiva
alcanzará los cien kilometros...quizá más.
Emanan, en paralelo,
barrizales de los periódicos,
barrizales de los periódicos,
brotan imprudentes los actos
de terrorismo cotidiano,
de terrorismo cotidiano,
demoledores titulares
y asuntos de los emails.
Todo apunta a que el mundo
se hunde frente a un iceberg.
se hunde frente a un iceberg.
Stop.
Me paro aquí, disculpenme,
me desnudo los brazos,
hasta el alma si es preciso,
modelo barro de este deshielo,
y sumergida en él
se descongela el cuarto,
el cuerpo y el deseo.
me desnudo los brazos,
hasta el alma si es preciso,
modelo barro de este deshielo,
y sumergida en él
se descongela el cuarto,
el cuerpo y el deseo.
Ha reventado el reloj en este febrero loco,
hay un bombardeo en el aparcamiento,
giro el contacto,
arranco por fin.
arranco por fin.
¿Te subes? Vale
¿Me entiendes? Sí, tú sí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario