lunes, 24 de mayo de 2010

Simulacro de parto


Queda apenas un mes para que llegue Maya a nuestras vidas, así que se me ha ocurrido esta noche poner en práctica todo lo que las clases de educación maternal, y los doscientos y pico libros que hemos leído, nos sugieren para el día del parto. Total, que mi propuesta de hacer un simulacro de parto por poco me genera un shock.

La fingida parturienta me ha pedido una macedonia de fruta (porque nos habían dicho que era sabio comer algo antes de ir al hospital), pero ha tardado sólo un minuto en observarme detenidamente, respirar hondo y decirme: "Mejor te das tú una ducha caliente a ver si te relajas ¡bonica!" Ahí se ha acabado la práctica de toooooda la teoría aprendida estos meses. En vista de cómo me he puesto creo que lo mejor es ni pensarlo.

Después de reírnos un rato me he quedado pensativa...realmente así funciona la vida, ante cualquier nuevo reto es mejor no pensar porque la ansiedad anticipatoria es mucho más cruel de lo que cualquiera merece hacerse.

No estoy diciendo no pensar como si no existiera el futuro, sino como si no se pudiera predeterminar. Cuando no hay comparativas mentales, ni malos presagios, ni obstáculos internos todo fluye mucho mejor. Actuar sin esas trabas mentales me da la sensación de que me permite improvisar y eso no puede ser malo, porque por más que vivamos en un mundo necesitado de planificación eso no nos hace más felices, al menos a mí no me hace feliz. Todo lo contrario: en un repaso rápido a mi vida encuentro que los momentos en los que me he dejado llevar han sido los más divertidos, los más creativos, los más curiosos, los más intensos, los más instintivos, los que más me acercaban a mi verdadero yo, en resumen en los que más me gusto y en los que más me río.
Dicho lo dicho voy a intentar desprogramarme del inminente parto para que así me aflore el verdadero y esencial instinto. Estoy segura de que me sentará menos mal que el simulacro de esta noche que todavía me tiene hiperventilando.

4 comentarios:

  1. Ay que risa he pasado esta noche contigo y tus nervios... no me quiero imaginar cuando llegue el momento de ir al hospital. A ver si te relajas de verdad y te dejas llevar por tu intuición cuando llegue el momento o me temo que acabarás llegando al maternal como las locas y yo soy capaz de estar todavía en la ducha o preparando la maletica¡¡¡ jajajja tiene que ser un espectáculo¡¡¡
    Te quiero mucho Norah, eres única.

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  2. jajajaja
    qué bueno, imagina cuando le conteis a Maya esta historia.
    aunque la navidad queda muy lejos, esta anécdota me ha recordado a mi frase de felicitación del año nuevo de hace unos años:
    los recuerdos son vivencias del pasado almacenadas para el futuro. llena de sonrisas tu presente y tendrás un álbum de fotos precioso.
    pero también me he acordado de algo que me dijo nosolodoctor:
    tener expectativa cero es la mejor vacuna contra la frustración
    besos

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  3. Que bueno!! Me encantaría verte cuando llegue la hora, jejeje... Seguro que te serenas. Un beso para las tres.

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  4. Si es que no se puede intentar ser tan sesuda pa tó. Mira como hicieron las cosas nuestras madres, sin leer tanto libro, ni ver programa de National Geografic (¿se escribe asín?) ni navegar por internet a la caza de la receta que les asegurara que todo iba a salir bien. Las pobres (o más bien las listas) se dejaban llevar por lo que su naturaleza o sus madres les decía y, salvo alguna salvajada más rodeada de superstición que de sapiencia popular, no lo tuvieron que hacer demasiado mal porque mira que bonicos que hemos salido.
    Tranquila corazón que todo va a salir bien y seguro que cada una hacéis lo que necesitéis, aunque daría la paga extra (tampoco es mucho con el recorte a funcionarios) por estar a vuestro lado y poder hacer después la crónica. Me encantaría estar con vosotras en ese momento único.
    ¡Ay que estoy empezando a hiperventilar yo también! Uf, Uf, Uf.

    Os quiero, UGE.

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